Profesor Pedro Santander participa en Encuentro Latinoamericano de Observatorios de Medios y Comunicación en Ecuador

julio 10th, 2015 | Novedades

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El profesor Pedro Santander, Director del Observatorio de Comunicación y Medios de la Escuela de Periodismo PUCV participó en el Primer Encuentro Regional de Observatorios de Medios y Comunicación de América Latina que se desarrolló en Quito.

Foro de Encuentro OLACOM,

En un contexto donde la observación de medios y comunicación ha abierto un importante espacio para el debate en torno a la democratización del derecho a la comunicación en la región, el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL) organizó el Primer Encuentro Latinoamericano de Observatorios de Medios y Comunicación, en el marco del relanzamiento del Observatorio Latinoamericano de Comunicación (OLACOM).

El encuentro se desarrolló entre el 1 y 2 de julio en la capital ecuatoriana y contó con representantes de 10 observatorios de medios y comunicación de América Latina. El profesor Pedro Santander fue invitado a participar como panelista en los foros abiertos y gratuitos “Genealogía y experiencia de los Observatorios de Medios y Comunicación en América Latina” y “Retos y perspectivas para la observación de medios y comunicación en América Latina”, además de su participación como profesor en el taller “Observación social de medios y ciudadanías posmediáticas”.

¿Qué le pareció la experiencia de participar en el primer encuentro de este tipo que se realiza?

Este evento fue organizado por la CIESPAL, que es una antigua organización latinoamericana que se ha preocupado del tema de las comunicaciones y, a nivel latinoamericano, es una de las más importantes. Me pareció interesante que CIESPAL con toda una historia de reactivación, apoyada fuertemente por el estado ecuatoriano, se preocupara del tema de los observatorios. Eso da cuenta de que los observatorios están adquiriendo cierta presencia, se están legitimando en el espacio que ocupan y eso me pareció muy interesante.

¿Existe una crítica a los observatorios de comunicación por su rol, tal vez, más centrado en la denuncia que en la propuesta?

Más bien existe esa inquietud desde los mismos observatorios. Porque, efectivamente, los observatorios monitorean y la observación suele ser crítica, sobre todo de las corporaciones mediáticas. Pero, el segundo paso, que es el paso que muchas organizaciones sociales están pensado, es qué hacer después de la crítica, es una cuestión que también los observatorios tienen como desafío. Hubo observatorios que contaban su experiencia, como el de ITESO (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente de Guadalajara) de México, el de la Universidad de Manizales de Colombia y nosotros mismos que hemos optado, más que por un monitoreo de medios, que también lo hacemos, por sensibilizar en torno a lo que llamamos el derecho a la comunicación. Me parece que es un tema que va más allá del monitoreo y que sale de la observación crítica a una cosa más propositiva. En este caso el tema del derecho a comunicación debería ser algo que se debata en Chile y que se incluya en futuras normativas. Creo que eso es algo que los observatorios deberíamos hacer, porque si no se nos va a agotar el campo de acción.

¿Cuáles son hoy los países que son referentes en derecho a la comunicación?

Nuestro continente es el referente en primer lugar. El derecho a la comunicación se discute acá, no se discute en Irlanda, en República Checa, en Alemania o en Filipinas. El derecho a la comunicación es un concepto que se latinoamericanizó, en el sentido es que es desde nuestro continente que se levanta como bandera de lucha desde las comunicaciones, aunque no es en estricto rigor un concepto latinoamericano, ya que el informe McBride de la UNESCO lo menciona en 1980. Luego, se vuelve un concepto más denso, vinculado al mundo social, a las comunidades, a partir de la primera década del 2000, fundamentalmente en Sudamérica. Países como Argentina, Uruguay, Bolivia y Venezuela levantan este derecho como una forma de plantear una visión distinta de las comunicaciones, no sólo desde la visión de las corporaciones mediáticas, sino desde la comunidad. También se plantea como una respuesta al despojo permanente que hubo de derechos sociales en la década de los 80 y 90.

Debido a varias circunstancias políticas, en muchos países de Sudamérica se ha revertido eso y se ha vuelto a una época de recuperación de derechos. El derecho a la comunicación se enmarca en esa línea, por ejemplo, lo que han hecho Argentina o Uruguay con sus leyes de medios y comunicación tiene qué ver con esto.

¿Cómo se relaciona esto con debates teóricos sobre la comunicación popular, comunicación alternativa o periodismo con rol público?

Me parece que la noción de derecho a la comunicación resuelve muchas de esas discusiones conceptuales. El concepto del derecho a la comunicación plantea una relación distinta entre comunicación y comunidad. En el sentido de que la comunidad también pueda tener voz y voto en cómo la comunicación social de un país se articula. Así, ya da lo mismo si el medio es alternativo o popular, lo que importa es que la comunidad participe. Y en varios países se han articulado mecanismos para que esto ocurra. Por ejemplo, Argentina ideó el mecanismo de audiencias públicas: el día de mañana si a Clarín en sus radios o Canal 13 de Argentina, se les termina la concesión y la quieren renovar, van a tener que someterse a audiencias públicas, es decir, ahí la comunidad da su opinión, sobre si vale la pena darles o no la concesión de un bien público como el espacio radioelectrónico. Las nuevas normativas de Uruguay contemplan consejos asesores donde la sociedad civil participa a través de representantes de facultades de comunicación o de sindicatos de periodistas. Junto a eso, en estos países se ha fortalecido el tercer sector en la comunicación, lo que se llama la comunicación no comercial, incluso se destinan impuestos para estos medios.

¿Cómo estamos en Chile en relación a esto?

Todas estas son ideas que van en contra de las políticas neoliberales, en contra del imperativo del mercado. Nosotros estamos en el otro eje, estamos absolutamente atrasados en ese aspecto. En Chile lo único que prima en este aspecto es lo comercial, la ley del mercado. Toda nuestra legislación se orienta por la lógica del mercado, nuestra ley de comunicaciones es de la época de Pinochet, así que imagínate cómo estamos. Las leyes que son más nuevas, como la de Televisión Nacional y del Consejo Nacional de Televisión son leyes que se orientan y expresan la correlación de fuerzas del sistema binominal que es producto de los acuerdos que se hicieron en los últimos años de dictadura. Tenemos una comunicación pública inexistente. Ya no hay radios públicas, tenemos un canal de Estado que no es público, es comercial, no tenemos diarios públicos, el último que teníamos, La Nación, lo cerró Piñera. Tenemos una legislación súper débil, estamos en una situación desventajosa en el ámbito de la democratización de las comunicaciones.

 

 



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