Guillermo Mastrini: «Gobiernos Progresistas y políticas de comunicación en América del Sur: Argentina»

Por

Mastrini

 

*Guillermo Mastrini exponiendo en las Jornadas Participativas sobre Libertad de Expresión y Leyes de Medios.

 

Quería felicitar el lanzamiento público del Observatorio de Comunicación y, particularmente, de hacerlo con este tema que, hasta hace unos años, el investigador venezolano Antonio Pascuali decía que hablar de Políticas de Comunicación eran las dirty words del campo de la comunicación, las malas palabras, no se podía hablar de políticas de comunicación y de economía de los medios hasta hace prácticamente 10 años. Y creo que esto es un aprendizaje en el que todos debemos hacer el mayor esfuerzo de apropiarnos de un tema que no es fácil, que requiere y que además a veces es aburrido, hablar de leyes implica hablar de derecho. El derecho nos resulta aburrido, la economía también, y, además, son indispensables para nuestro ejercicio habitual.

Creo que uno de los desafíos es equilibrar la realización de las políticas de comunicación. Sin nosotros podemos decir que en la definición de políticas de comunicación, en la definición de los modelos regulatorios de cada país, intervienen tres tipos de actores a grandes rasgos, estoy simplificando, que son el propio Estado, las empresas y la sociedad civil.

Tal vez cuando analizamos históricamente el devenir de las políticas de comunicación, no se van a sorprender si les digo que de esos 3 actores hay uno que estuvo históricamente ausente: la sociedad civil. La sociedad civil ha participado poco en la definición de políticas de comunicación. Muy pocos grupos han tenido incidencia en la definición de políticas de comunicación; sin embargo, creo que este es el cambio y creo que el surgimiento de estos observatorios de comunicación refleja eso: el interés no sólo académico, sino de la sociedad civil, de intervenir en materia de comunicación.

Pero claro, esto requiere un aprendizaje, no es fácil participar, todos decimos que hay que participar, pero participar no es fácil. Participar requiere entrenamiento, requiere de constancia, disponibilidad de tiempo, en general es complicado participar y probablemente requiere una constancia en el tiempo y aprender de los errores. Porque generalmente cuando uno empieza a participar se equivoca. Sobre todo porque participa en un entorno donde los otros actores, el Estado y las empresas, tienen años de participación y por tanto conocen, saben más. Tienen un conocimiento de los marcos regulatorios a veces superior al que tiene la sociedad civil, y eso es un desafío significativo.

mastrini 3Pero nuestra experiencia nos demuestra que la constitución desde la base de un movimiento social en materia de comunicación es muy significativo. Nosotros en el 2004 en Argentina creamos la coalición para la radiodifusión democrática, en la coalición participaban sindicatos, por supuesto, el movimiento de derechos humanos, participan, no es que haya terminado, todas las ONGS vinculadas a la libertad de expresión, participábamos las Universidades, yo participaba en representación de las Universidad y el movimiento de radios comunitarias. Es decir un amplio sector social que conformó una plataforma que básicamente lo que hizo fue desarrollar lo que nosotros llamamos en ese momento los 21 puntos que debía tener una ley de comunicación democrática. Y lo que quiero marcar con esto es que si nos preguntaban al año 2004, al más optimista de los que estaban en esas reuniones, que no era yo, al más optimista de los que  estaban en esas reuniones, que les aseguro que esta superaba ampliamente el número de aquellas reuniones, pero probablemente no en representatividad, porque era un grupo muy representativo, pero finalmente éramos un grupo reducido de personas, que pensábamos que íbamos a cambiar la ley, ni el más optimista hubiera dicho, no es una lucha que hay que dar, pero no sabemos que materialidad va a tener en ese proceso de transformación. Y encima, el año 2005, el año 2006  e incluso hasta el 2007, el Gobierno de Néstor Kirchner tomó medidas que eran muy a favor de la concentración. También la historia hay que entender que tiene estas complejidades y muchas  veces recordar lo histórico nos ayuda a entender que los cambios son posibles.

El año 2005 el Gobierno de Néstor Kirchner extendió las licencias de una manera, me animo a decir, ilegal de los canales de televisión por 10 años más. El año 2007 aprobó la fusión de dos de las empresas más grandes de televisión por cable, tornando el sector de la televisión de pago casi en un monopolio, y en muchas ciudades en un monopolio directamente, y nada hacía prever que esos 21 puntos donde se señalaba cómo esperábamos la sociedad civil que se materializara una comunicación democrática, iba a transformarse en la base de una nueva ley de servicios de comunicación audiovisual.

Y sin embargo, en el año 2008, por un proceso político que es muy complejo y largo de explicar y que voy a evitar en estos momentos, el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner decidió encarar un proceso de reforma del sector audiovisual y tomó como base, digamos podría no haberlo hecho, esta es la particularidad de la dinámica política, tomó como base los 21 puntos de la Coalisión para la Radiodifusión Democrática. Y esto es interesante, porque nosotros teníamos el documento, lo habíamos difundido, habíamos ido a ver a los diputados, a los senadores, claro, mientras no había una orden del poder político, todos decían “Mira que bueno, está muy bien, nos gusta mucho, pero es un tema complicado, con los medios no hay que meterse”.

Y ahí hay otra cosa sobre la que quiero volver al final de mi intervención que es el poder de los medios, yo creo que lo sobreestimamos. Y creo que es una tarea bajar un poco, y con esto no voy a negar la importancia de los medios, no voy a decir que no son importantes, pero y por supuesto, que es muy significativo denuncias los niveles de concentración de la propiedad de los medios. Pero tenemos que ver que tampoco controlan todo. Que los procesos sociales no pueden ser siempre controlados por el poder económico, político y mediático. Entonces en este sentido, lo interesante fue que esta base social fue lo que justificó en términos políticos, pero también en términos teóricos, una nueva ley de servicios de comunicación audiovisual, va en una línea similar a lo que presentó el compañero de Uruguay, entonces básicamente planteó límites a la concentración, mayor cantidad de servicios públicos, reserva (esto estuvo copiado de una ley que hizo justamente unos años antes Uruguay) del 33% para los medios sin fines de lucro, lo cual introduce una dimensión que es muy interesante, porque fíjense las leyes anteriores, y esto es muy común en América Latina,  las leyes anteriores decían que para hacer medios de comunicación tenían que tener fines de lucro.

Mastrini2Nosotros que nos dedicamos a la comunicación sabemos que una de las posibilidades es tener fin de lucro, pero no es la exclusiva finalidad; sin embargo, los aparatos legales dicen si usted no tiene fin de lucro, no puede tener una licencia para medio de comunicación. Bueno, esto fue una cuestión que en los últimos años se ha revisado y se ha avanzado mucho en esto, también los que no quieren ganar dinero con la comunicación tienen derecho a ejercer la comunicación y creo que esto es un punto clave e irrenunciable: el que quiera ganar dinero que gane dinero, pero el que no quiera ganar dinero, que pueda comunicarse. Porque si no, de dónde sale filosóficamente que hay que tener fin de lucro para hacer comunicación. Sin embargo insisto que aunque no hay ninguna justificación ni de tipo legal ni de tipo moral, muchas legislaciones, aún hoy incluso, esto lo sostienen. La legislación avanzó en medios comunitarios, en medios públicos, en límites a la concentración, y en un nuevo organigrama institucional del Estado que dotaba de mucha participación a la sociedad civil, ya no exclusivamente en la producción, sino también en el diseño de las políticas. Y esto, cierto, es el otro aprendizaje: tenemos que tener la posibilidad de incidir en la producción de políticas de comunicación, es decir, a partir de consejos consultivos, pero también a partir directamente de los directorios de las agencias regulatorias.

En este sentido, yo creo que el caso argentino es interesante en eso: en la expansión de la incidencia de la sociedad civil sobre las políticas de comunicación. Lamentablemente, como suele ocurrir, una vez sancionada la ley en el año 2009, vino la reacción muy fuerte de los medios de comunicación que logró paralizar la aplicación durante un tiempo en estos momentos hay algunas partes donde se están aplicando, en otras están judicialmente siendo discutidas, su capacidad de lobby sobre la justicia ha sido muy significativa.

También hay que reconocerlo, la voluntad del gobierno de cumplir la ley, se ha ubicado en un estándar inferior a su voluntad de democratizar expresada en la letra de la ley.

Para decirlo más claramente: la letra de la ley es mucho más democrática que la política que continuó en el momento de la aplicación de la ley. Entonces, y con esto sí quiero marcar una cuestión que me parece importante, y que es el aprendizaje que también nos ha dejado la ley. En argentina había una máxima no escrita, pero algo que todo político decía y es que ningún político, y mucho menos un presidente, podía resistir 4 tapas del grupo clarín, que sería el Grupo Mercurio, es más grande que el grupo Mercurio, pero tendría el mismo lugar simbólico. Entonces en Argentina había una máxima, insisto no escrita, que decía “ningún presidente resiste 4 tapas de clarín consecutivas en contra”. Si el grupo Clarín va contra el Presidente, ese presidente cae. Cae porque no lo puede sostener. Bueno, a partir de la sanción de un nuevo marco regulatorio el año 2009, el grupo Clarín ha realizado una campaña de  derribo directamente, ya no importa verdad o mentira, es decir cualquier noticia que vaya contra el Gobierno. Ellos tienen una señal de noticias que se llama Todo Noticias que se traduce como TN, la sigla es TN, entonces en el Gobierno, un poco en broma, le dice Todo Negativo. Porque todo está mal en Argentina, todo es un desastre, todo es pésimo.

Lo que quiero marcar, y tal vez este es el aprendizaje más interesante, es que el Gobierno ha tenido 1200, más o menos, llevamos 4 años de la sanción de la ley, unas 1200 o 1300 tapas en contra del grupo Clarín, más todos los noticieros de canal 13 y todos los noticieros de TN, más todos los programas de la radio del grupo Clarín, en contra, pero absolutamente en contra, sin ningún tipo de matiz. Y sin embargo en las elecciones del 2011 el Gobierno obtuvo el 54%, quiero decir esta idea de que los medios de comunicación son súper poderosos y controla todo, evidentemente hay una expresión social que no es controlado por los medios. Claro, no estoy diciendo que no sea importante, sólo quiero marcar que no es tan así y dependiendo de los movimientos sociales y los procesos sociales que se estén dando por debajo en la sociedad, la influencia de los medios puede ser mayor o menor. Siempre hay influencia, en algunos casos muy condicionante, en otros casos su capacidad de incidencia menor porque digamos, por más que el principal diario y cadena de televisión diga todo está mal, si la gente tiene un poco de plata en el bolsillo, esa noticia tiene un contraste inmediato con su realidad económica y con su situación social y además dice bueno finalmente tal vez no estamos tan mal como nos dicen,  o estamos mejor que hace 10 años. Podemos estar muy mal, pero hace 10 años estábamos mucho peor.

Entonces, estas cuestiones son bien concretas y ese sentido me parece que, yo trato de pensar esto cuando uno analiza políticas de comunicación, porque cuando uno empieza con estos procesos uno dice: lo que falta es demasiado. El objetivo, no sólo parece imposible, sino que además está lejísimo. No lo vamos a concretar porque es oponerse contra los grandes medios, pero también con los políticos que son temerosos. Bueno, tenemos ejemplo de que se puede trabajar esto y se puede tener éxito electoral, entonces primera hipótesis que se ha descartado con esto.

Y la segunda cuestión, me parece muy bien que tengamos los análisis y los pensamientos más críticos sobre esta situación, porque un error de diagnóstico nos va a llevar también a un error en los procedimientos políticos. Pero yo en esto estoy completamente convencido al igual que el filósofo italiano Antonio Gramsci, no, que nos ha dejado tantas enseñanzas, de que hay que tener pesimismo del pensamiento y optimismo de la voluntad. Es decir, si no estamos convencidos de que lo podemos cambiar no lo vamos a cambiar, y en ese sentido el diagnóstico crítico es importante, pero también es estar convencidos de que se puede tener una comunicación más democrática.

 



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