GAM N° 33: Efectos mediáticos de este 2014 en la televisión y la radio: Mundial de Brasil abrió nuevos liderazgos y estilos en el periodismo deportivo nacional

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Claudio Palma

Claudio Palma en el set de Canal 13 para el Mundial de Fútbol 2014

Un escenario favorable a narrativas aún más emocionales y nacionalistas se advierte en la televisión chilena, donde el relato de los partidos en un estilo radial gana mayor fuerza como factor definitorio del rating.

 

Por Fernando Rivas Inostroza y Claudio Elórtegui Gómez
Profesores Escuela de Periodismo PUCV

Cuando ya se han apagado los ecos del Mundial de Brasil y la histórica actuación de Alemania, tetracampeón y verdugo histórico de los locales, todavía está en la retina de millones de sujetos que formaron parte presencial o virtual del evento global, los efectos de tamaña cita deportiva aún se dejan sentir. Por más que la vista ya esté siendo colocada en Rusia 2018 y en las condiciones, infraestructura y entorno sociopolítico de la próxima competencia, las vivencias de un mes en las canchas brasileñas permiten sostener que probablemente, en Chile, un modelo de periodismo deportivo en televisión empieza a extinguirse y otro a perfilarse con un decidido tinte emotivo.

Así lo señalan las cifras de rating que, como es sabido, otorgaron supremacía a Canal 13 sobre TVN a lo largo del Mundial, excepto en la transmisión de la ceremonia inaugural. En los partidos, las mayores cifras fueron para la ex estación católica. Según La Tercera  “entre las cifras de audiencia que se dieron en este Mundial y que pasarán a la historia de la TV criolla, se cuentan los más de 50 puntos de rating que logró el triunfo de Chile ante España, cuando Canal 13 promedió 32,6 puntos y TVN 21,6. Asimismo, la emisión por parte del ex canal católico del match donde Chile perdió ante Brasil, logró un promedio de 34.5 puntos de rating definitivo, siendo lo más visto en lo que va de 2014”[1].

Pedro-Carcuro-TVN

Pedro Carcuro en el Mundial de 1962

En el análisis más preciso, la imposición exitosa de las emisiones de Canal 13 lleva a revisar el liderazgo de Pedro Carcuro, como heredero de aquella pléyade de figuras históricas del periodismo deportivo nacional, como fueron Julio Martínez y Sergio Livingstone, ya desaparecidos, la cual entronca con la de aquellas otras figuras relevantes en la genealogía de la prensa deportiva chilena como fueron Hernán Solís y Renato González “Mister Huifa”. Todos ellos reconocen en su paso la formación, el estilo y la referencia a la revista “Estadio”, que pauteó durante la segunda mitad del Siglo XX no sólo la cobertura sino que el modo de enfrentar y narrar los acontecimientos deportivos.

Ese estilo pareciera estar llegando a su fin, en cuanto a la influencia que ejercía sobre toda la actividad periodística. Al menos con la identificación de figuras tan gravitantes como las señaladas y respecto de las cuales aún se mantiene la de Carcuro, testigo generacional de este devenir y uno de los emblemas fundadores del periodismo deportivo televisivo en el país.

De hecho, para el Mundial pasado, el de Sudáfrica, las alertas ya se habían encendido en TVN. Se comenzó a observar que esa hegemonía sobre el relato estaba en crisis, sumado a decisiones de programación que indignaron a una audiencia que podía expresarse ampliamente por las redes sociales. Los cuestionamientos llegaron por las cifras de rating, por los comentarios en las plataformas de internet y por una emergente competencia de Canal 13. En suma, las amenazas venían desde dentro y fuera de la industria.

Sin embargo, la audiencia medida en este Mundial induce a pensar que sobre el relator y comentarista de TVN se aprecia una merma en su valoración pública. Ciertamente no se puede hablar de un ocaso, pero Carcuro ha dejado de ser el conductor gravitante de jornadas y mundiales anteriores, al punto de que en esta emisión apareció principalmente como el pie para el lucimiento de Luis María Bonini, a quien se solicitaban anécdotas e intervenciones, que lo posicionaban como experto, papel reforzado por el apelativo de “profe”, que iba en detrimento de su propia sapiencia. A eso se sumó la opaca actuación comunicacional del flamante DT triunfador en Europa, Manuel Pellegrini, que por carácter y estilo, no cumplió tampoco cabalmente con las expectativas.

En televisión, el consumo de contenidos deportivos está demandando el juego de otros elementos que siempre han estado, pero que ahora pasan a jugar un rol central y amplificador. Estos son la emocionalidad de un relato vibrante, jocoso, sorpresivo y con asociaciones que desatan no sólo una descarga adrenalínica sino que también ideas y reflexiones satisfactorias para el universo conceptual deportivo, las que pueden llegar a ser incluso placenteras.

El vigor de los periodistas, ya sea por su juventud, o la fuerza propia de su contextura o la de sus imágenes, así como la contundencia de sus juicios y palabras, parecieran ser también factores decisivos, como demostración de capacidad, voluntad y claridad al momento de juzgar, definir y proyectar situaciones, así como procesos.

Sergio Livingstone, Solabarrieta, Pedro Carcuro

Sergio Livingstone, Fernando Solabarrieta y Pedro Carcuro

Atrás van quedando las referencias románticas y bucólicas al paisaje, como las que se han  atribuido comunicacionalmente a Julio Martínez; aquellas simplemente ingenuas respecto de hinchas, estadios o jugadores y las referencias exclusivamente técnicas sobre deportes, jugadores o  esquemas tácticos, atribuidas en algún momento a Livingstone. Todo eso está siendo reformulado. Y si bien ellas se mantienen, el giro a la espectacularización implica una elaboración proporcional diferente de los componentes de esa antigua narrativa con otros nuevos o que se han ido enfatizando en el último tiempo.

En la historia ya han quedado expresiones como las de Hernán Solís “el arquero se hace un ovillo en el suelo», o «volando como un Caravelle«, o «la pelota inflando la red«;  el infartante “gooool… pe en el palo“, de Darío Verdugo; el mismo “me pongo de pie” de Pedro Carcuro o incluso el “vamos, que se puede” de Fernando Solabarrieta.

El tiempo ha hecho su efecto y los ha dejado también en la vitrina del deporte. No obstante, el elemento subyacente a todos ellos, el relato vibrante, imaginativo, evocador, propio de la radio, subsiste y, por el contrario, en los tiempos de masificación y popularización que vive la televisión abierta, la emocionalidad ha acrecentado su embrujo, su efecto cautivador y de arrobamiento de muchas de las conciencias chilenas.

Así se explica el triunfo de Canal 13, atribuido en gran medida a los relatos de Claudio Palma, identificado por los hinchas como uno de los mejores en calidad y popularidad en todos los rankings que se efectúan a nivel de redes sociales. Dichos relatos y una narración al estilo epopeya, cruzada de muchos elementos de heroísmo, de fuerza, de valentía, de garra, que convierte a los jugadores en guerreros o verdaderos paladines nacionales; y a la Selección Nacional, en una escuadra aguerrida, batalladora, capaz de dar la vida de sus miembros si fuese necesario, conforman un imaginario de elevada autoestima, triunfador, edificante y propicio al orgullo nacional.

No otro es el sentido de la relevancia comunicacional asignada a la figura imbatible e inclaudicable de Gary Medel, que desgarrado juega hasta más allá de sus fuerzas. Pura emoción, en un contexto de lo nacional que ha variado con una nueva mentalidad, en cuanto a la posibilidad de alcanzar hitos que antes eran excluyentes.

La competitividad que ha ganado el fútbol chileno durante los últimos años, sitúa en Claudio Palma a un relator que trae consigo esa mirada anímica ganadora que se alinea directamente con las percepciones de una audiencia que tiene inéditos estándares de exigencia y satisfacción. Palma es percibido además como un relator que no proviene de aquel establishment del periodismo deportivo televisivo. Su camino se hizo en la radio, conoce los camarines y todas las canchas de la realidad chilena, transformándose a poco andar en la televisión pagada, en el estandarte simbólico del Canal del Fútbol (CDF). No necesita hablar o utilizar expresiones más vinculadas a las jergas argentinas, su relato combina lo emocional pero interpreta adecuadamente, a través de juicios directos y comentarios francos, el estado del juego propiamente tal. Comprende lo que pasa al interior de una cancha, lo que facilita cualquier complementación con el “especialista” de turno que esté a su lado.

Adquiere encarnación y vigencia también un moderno ideario nacionalista, que rescata los elementos históricos de la comunidad, pero en una versión actualizada, que tiende a recoger los logros del país en los últimos años, sobre la base de una estabilidad económica pocas veces conocida en el transcurso del Chile independiente. Aspectos que fueron recogidos y apropiados rápidamente por el Ejército en un homenaje a Medel, como figura egregia del nuevo guerrero chileno. Era la emoción del luchador y de un modelo mediático de incomparable poder persuasivo.

¿Cuándo empieza a producirse este cambio? Desde las eliminatorias para el Mundial de Francia 98, una vez extinguidas las sanciones por el “Condorazo” de 1989. Desde allí y hasta ahora ciertamente puede haber sido el período de fulguración de Carcuro. Sin embargo, las señales a esta altura indican que un nuevo escenario se está configurando, uno más combativo, ofensivo, de hazañas, de emociones y de sueños de grandeza. Uno donde los canales son más competitivos y los derechos de la selección pueden habitar en cualquier estación (las clasificatorias pudieron ser observadas en Chilevisión, el próximo proceso se apreciará en Mega). La publicidad nacional también ha mutado sus mensajes, complementando y reconstruyendo las imágenes que se asocian a la selección y al fútbol chileno como marca. Si antes Chile soñaba con llegar a un Mundial, ahora la Roja está para “meter miedo” en la cita planetaria.

Habrá que ver cómo evoluciona y efectivamente esta nueva modalidad y qué origina respecto de las condiciones de cobertura nacional para Rusia 2018.

El estilo “Estadio” ha sido superado por otras modalidades narrativas, sin embargo éstas, lejos de ser sólo una creación de la actualidad, se asientan en los mismos rasgos imperecederos y distintivos de los comunicadores del deporte, un factor que sigue siendo trascendente para captar la atención de las audiencias y fidelizarlas a través del cultivo físico.

El carácter popular de los relatores, cierto carácter bohemio de los comunicadores, así como el cultivo permanente del humor en sus vidas cotidianas, se conjugan de un modo distinto para alentar el mismo espectáculo y ahora saltar a las pantallas posmodernas, a esas que lograron visualizar los campos de juego al igual que lo hacían y lo hacen los videos de las consolas.

TRAS  UNA GENEALOGIA DEPORTIVA

Que lo nuevo y lo antiguo se unen es algo sabido. Algunos dicen “vino viejo en odres nuevos” y el periodismo tiene mucho de eso, sobre todo si miramos los estilos de hoy en perspectiva respecto de los del pasado.  ¿Será sólo un asunto de énfasis?

Para una respuesta y para el debate, una botón como muestra: Compárese las circunstancias de Renato González “Mister Huifa”, reconocido a mediados de siglo como el maestro por muchos de sus sucesores de la crónica deportiva y las que ha mostrado ahora el denominado “Trovador del Gol”, Alberto Jesús López, respecto de ambiente, identidad, pertenencia y visión de mundo.

Edgardo Marín en su columna semanal de “El Mercurio” contó, a propósito de los lugares que frecuentaban los antiguos cronistas, que había un grupo que se juntaba en el restaurante La Bahía, ubicado en la calle Monjitas en el centro de Santiago. La mesa de los periodistas era conocida como «Lo Miranda» porque, dados los ingresos no muy altos de sus integrantes, apenas podían acceder a las exquisiteces de la carta. El genial maitre, amigo de ellos, a veces les ofrecía: «Me está quedando una corvina meunier de la mesa cinco… De la tres, tengo un filete a la pimienta». Un día le dijo a Míster Huifa que tenía calamares en su tinta para ellos. González sacó un bolígrafo del bolsillo y le contestó: «Mire, la tinta me la pone en el lapicero. Y los calamares… se los mete en la raja». El maitre, todo serio, a su vez le respondió: «Me llevo el lapicero. En lo otro no lo puedo complacer… La tengo ocupada con una paella que me devolvieron de la mesa cuatro».

En tanto, el mismo Alberto Jesús López, contó a Daniel Inostroza de La Galera.cl,  el origen de su apodo:

– ¿Dónde nace el apodo de ‘Trovador’?

Je, je, je… fue  Víctor Cruces, integrante de la banda de ADN Radio. Una vez fuimos a cenar en Concepción después de una transmisión, era muy tarde y el único lugar que había era un Bar-Karaoke. El animador preguntó quién más quería cantar y mis compañeros me apuntaron a mí. Le puse el pecho a las balas, canté y me fue bien. La noticia llegó a oídos del Tigre y me encuentra ese apodo. Ahí nace lo de “El Trovador del Gol”[2].

Analogías de ayer y hoy. Como se puede apreciar, emoción no ha faltado y parece que tampoco va a faltar. La diferencia entre una época y otra parece estar en las “dosis del sazonamiento”, y en el natural recambio de voces y figuras que comienzan a liderar la dimensión deportiva audiovisual, que en Chile ha sido más lento de lo que podría haberse imaginado.



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