Para Leer al Pato Donald

septiembre 4th, 2013 | Novedades Editoriales, Publicaciones

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Resumen

Para leer al Pato Donald es un libro clave de la literatura política de los ’70. Es un ensayo, un análisis marxista sobre literatura de masas, concretamente sobre la publicada por Walt Disney para el mercado latinoamericano cuya tesis principal es que las historietas de la factoría Disney no sólo serían un reflejo de la ideología dominante -el de las clases dominantes, según los postulados del marxismo-, sino que, además, serían cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y difusión de esa ideología. Las historietas de Disney, más que un entretenimiento infantil, son un manual de instrucciones para los pueblos subdesarrollados sobre cómo han de ser sus relaciones con los centros del capitalismo internacional. Este libro surge en un contexto histórico particular, con Allende en la presidencia chilena y con repercusiones variadas, como la de los diarios de la derecha que reaccionaron indignados contra este texto.

En este libro hay varios aspectos que sobresalen y muchos otros que van redondeando la idea de cómo Disney quiere moldear la mente de los niños, de cómo quiere esparcir y mantener el capitalismo en el mundo por decirlo de alguna manera. También otros temas pueden destacarse, por ejemplo:

Se presenta una estructura de una civilización capitalista por excelencia, donde toda relación es “mercantil”, y donde las fuerzas de producción quedan eliminadas.

Hay un desabastecimiento de los progenitores, no hay padres o madres, solo tíos, abuelos, primos y toda clase de parientes que son manejados al antojo del escritor.
Esta falta de padres hace que, en el caso de Donald y sus sobrinos, la autoridad ejercida por el tío sea arbitraria surgida de una especie de contrato, y no basada en la sangre. Todo haciendo alusión y si leemos entre líneas a la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica. Los cómics son una especie de manual de instrucciones para los pueblos subdesarrollados sobre cómo han de ser sus relaciones con los centros del capitalismo internacional. El tercer mundo aparece como un juguete para los personajes de Disney que aburridos de la rutina emprenden aventuras donde siempre encuentran grandes tesoros sin dueño de que apoderarse, sin que esto constituya robo por supuesto.

Se habla de que los adultos incursan en el mundo de los niños, que se supone puro, para desde allí esparcir las semillas de aquellas ideas que pretenden difundir en las mentes del mañana, que ellos pretenden sean iguales a las de hoy. Se borra la historia de las personas, acontecimientos como nacimiento y muerte y se genera la idea de la inmortalidad.

Nadie ama a nadie, la motivación en ese mundo excluye al amor, solo la riqueza y el bienestar, un alto posicionamiento sobre los demás es motor de las acciones.la relación comercial es moneda corriente y siempre hay un ladrón que quiere apoderarse de lo que no le pertenece. Aquí aparece la forma que toma el proletariado, ya sea en la ciudad como el maleante, o en la periferia como aquel ser inferior que solo posee la fuerza física para poder manejarse en el mundo.
Mientras el sistema sea eficaz no se lo pone en duda, todos aceptan los términos del patrón sin oponer queja, solo cuando la tiranía se hace demasiado evidente los niños toman el control para reponerlo en las manos del rey cuando este haya reivindicado sus actitudes. No importa que haya un rey mientras este ejerza su gobierno disimulando la mano de hierro en un guante de seda. Si no hay una relación de superioridad y existen gente en horizontalidad, sólo queda competir por lograr superar al otro.

La mujer ocupa un rol de humilde servidora subordinada al hombre, y reina de belleza siempre cortejada. El único poder que se le permite es el de la seducción en forma de coquetería, con un papel domestico y pasivo. Puede ser la doncella ama de casa o la bruja o madrastra perversa. Si no es bruja ella ocupa profesiones como azafata, enfermera, modista, etc. pero nunca participara de las aventuras y hazañas. Se dice que Disney es un mundo sexual asexuado.

Los lugares del tercer mundo que visitan los protagonistas están habitados por personajes que se caracterizan por ser especies bárbaras, nunca de raza blanca, sin ciudades o habitando ruinas, gigantescos o pigmeos, solo hay hombres, en cuanto a la moral son como niños, desinteresados y generosos, canta, baila y usa cualquier artefacto de la civilización como juguete. Tienen un apego por la tierra con una economía de subsistencia, hay abundancia, no necesitan producir y viven en una democracia natural.

Finalmente hay una diferenciación entre niños de la metrópolis y los de la zona rural, así los paralelismos entre los inteligentes, pícaros y avaros superiores y los de las zonas periféricas, que no saben ni ven la necesidad de luchar en contra de nadie por lo suyo, siguen incontablemente.

Así es, la próxima vez hay que ver y leer más allá de lo que superficialmente creemos ver y leer.

Autores: Ariel Dorfman y Armand Mattelart

Páginas: 184

ISBN: 978-607-03-0233-6

Año de publicación: 1972

Colección: Sociología y política

Editorial: Siglo XXI Editores



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